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Chani Pérez Henares | ¡Mi escaño, mi escaño!

Dice Irene Lozano que lo suyo es una prueba de la regeneración del PSOE. Lo que parece es exactamente lo contrario. Lo que demuestra es que estos "regeneradores" no es que sean como aquellos que pretendían regenerar sino que son, incluso, más ávidos y hambrientos de escaño, poder y prebenda. También de sueldo.



La periodista metida a política ya tiene nueva "profesión" y si algo demuestra con este último salto es que mantenerse en ella, en la "casta", es lo que le mueve y le interesa. Lo demás son cuentos. Esas milongas de principios y grandes palabras que para nada se compadecen con los hechos. Si en vez del PSOE hubiera sido Podemos –o, aun mejor, Ciudadanos– quien le hubiera abierto un resquicio, sin dudarlo ni un instante, se hubiera colado.

A Irene Lozano se le ha visto ya definitivamente el plumero que quedaba por verle. Por lo que se metió en política y cómo la entiende. Y, por si fuera poco, ha aceptado y ha empleado para conseguirlo los modos, formas y maneras que se ha pasado cuatro años criticando. A eso, en mis tiempos, se le llamaba cooptación, pero es más fácil entenderlo a lo castizo: pillar cacho con el jefe y trincar escaño.

Lo de empezar desde abajo y currárselo queda para los pringadillos. Que es, me imagino, como deben empezar a sentirse los socialistas de a pie y hasta de a caballo, a los que Sánchez, con sus "fichajes", está haciendo caer del burro para aupar a lo que le parece.

El PSOE madrileño siempre tiene algún incendio pero es que ahora está por entero en llamas, aunque sería más preciso decir que en cenizas. Este último episodio se viene a sumar a toda la ristra desde la debacle de Carmona de un camino hacia el precipicio que puede estallarle al líder del partido entre las urnas y suponerle la peor de las costaladas.

Porque empieza a parecerme que lo de Lozano, lo de la catalana del PSC, Meritxell Batet, de número dos y algunas otras ocurrencias entre las que excluyo lo de la comandante Cantera –un acierto–, pueden pasarle factura. Y donde más le duela: en su propia candidatura y carne.

¿Y si con estas bromas en Madrid no solo no gana sino que no queda ni segundo? Porque hay mucho cabreo socialista y muchos militantes que se sienten pisoteados y hasta insultados. En Madrid, en Sevilla, en Badajoz, en Toledo y en Guadalajara, que es donde han tenido que recolocar a la que desplazó la ex UPyD, la secretaria de Empleo del partido, Luz Rodríguez, que ocupa el puesto al que ha tenido que renunciar el alcarreño Pablo Bellido, obligado también a renunciar porque el juzgado le notificó que no levanta su imputación en un presunto delito de estafa.

En fin, que en este fichaje la única que se lo lleva es Irene Lozano. Que ella gana pero que quien pierde es el PSOE y que, en vez de sumar, les puede restar votos. No es tan total la desmemoria de sus insultos tanto a sus antiguos compañeros de partido, al bueno de Sosa Wagner al que masacró vivo, como a los nuevos, a los que ayer mismo les llamaba de todo menos bonitos.

Ya se lo han recordado Susana Díaz y Fernández Vara. Como tienen fresco en la memoria los socialistas madrileños que tendrán que irla a votar mañana. Pero a Lozano qué le importa. Ella ha pillado el cuatro. Y de eso es de lo que se trata. ¡Mi escaño, mi escaño!

ANTONIO PÉREZ HENARES

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