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Daniel Guerrero | Agua en Marte

Los terrícolas, habitantes de un mundo cuya superficie está compuesta en sus dos terceras partes por agua, andan alborotados porque han hallado rastros de la existencia de ese líquido en el vecino planeta de Marte, primer y hasta la fecha único objetivo ante una hipotética necesidad de emigrar de la Tierra cuando las condiciones ambientales o la avaricia de los humanos la hagan inhabitable.



Tras la Luna, nuestro satélite natural que nos alumbra por las noches, Marte es el cuerpo celeste que más miradas ha atraído desde la Tierra y con el que soñamos la posibilidad de encontrar, incluso, marcianitos verdes de cuyas intenciones desconfiaríamos eternamente.

Avistar con rudimentarios telescopios lo que parecían canales sobre la superficie marciana dio pábulo, desde hace siglos, a todas las especulaciones acerca de vida en Marte. Ya modernamente, gracias a los adelantos de la ciencia y la tecnología, rusos y norteamericanos se dedicaron a estudiar con sondas automáticas el planeta.

Así, las naves Mariner volaron cada vez más cerca hasta situarse en órbita del mismo tomando imágenes cuando las tormentas de arena lo permitían. Más tarde, los vehículos del programa Viking lograron aterrizar y enviar las primeras imágenes históricas desde la superficie de Marte, mostrando un paisaje pedregoso y árido, cubierto de polvo. Por último, vehículos robots han podido recorrer llanuras y cráteres de Marte (los Pathfinder, Spirit y Opportunity) tomando muestras del suelo, mediciones atmosféricas y buscando obsesivamente evidencias científicas sobre la existencia de agua en el planeta.

Ya se sabía, gracias a las imágenes de hielo sobre los casquetes polares, que aquel lugar rojizo podría albergar agua en estado sólido y que, de un pasado remoto, podrían encontrarse reminiscencias de agua líquida en lugares donde llegaría acumularse dando lugar a lagos y ríos hoy desaparecidos. Todas las misiones allí enviadas han estado buscando esos rastros de agua en un planeta más o menos próximo y el más semejante al nuestro.

Han sido varias las ocasiones en que los científicos han anunciado el descubrimiento de visos de agua en Marte, bien porque han confirmado la existencia de elementos geológicos cuya formación requiere de agua, o bien porque en su atmósfera, ahora poco densa, existen las moléculas para formarla en estado gaseoso. Pero de ahí a encontrarla en estado líquido sobre su superficie dista un abismo.

Y eso es, precisamente, lo que acaba de comunicar la NASA en su último anuncio. Al parecer, imágenes obtenidas con espectómetros, que trabajan en 544 canales distintos del visible al infrarrojo, han descubierto, observando la superficie del planeta desde órbita, que los surcos que se forman en la pendiente de algunos cráteres han sido formados por agua líquida con alta concentración de sales. Y que es justamente esa riqueza en sales lo que permite que el agua no se congele tan rápidamente y pueda fluir en algunos momentos sobre la superficie del planeta, aunque nunca de manera permanente.

El origen de ese agua es todavía un misterio, pues no parece probable que proceda del hielo subterráneo o de acuíferos ubicados en las cimas de montañas y cráteres. Tampoco que sea suministrada por una atmósfera que es sumamente tenue. Lo que parece evidente es que en Marte se da un ciclo del agua que provoca esas marcas y que instrumentos más precisos y complejos confirman que son causados por la presencia de agua líquida.

Es decir, el planeta rojo sigue despertando la fascinación de los terrícolas por cuanto cada descubrimiento genera nuevos misterios aún más fascinantes. Poco a poco se van confirmando las sospechas de un pasado en el que albergó condiciones compatibles con la vida, tal como la conocemos, y que parece probable que aún reúna posibilidades para su investigación y exploración “in situ”. Entre otros motivos, porque hay agua en Marte.

DANIEL GUERRERO
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