La incorporación de la Laguna de Jarata al Inventario Andaluz de Humedales de la Junta está más cerca. El delegado territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Francisco de Paula Algar, anunció ayer la decisión del Patronato de las Zonas Húmedas del Sur de Córdoba de solicitar la inclusión en este catálogo de varias lagunas temporales: la de San Cristóbal, en Cabra; las lagunas de La Gamonosa y de Consuegra, en Baena; y la Laguna de Jarata, entre Montilla y Montalbán.
La decisión, que se elevará al Consejo Provincial de Medio Ambiente y Biodiversidad para que pueda ser considerada por el Gobierno autonómico, vendría a reconocer la singularidad de este paraje situado a unos 3,5 kilómetros del casco urbano, entre los términos municipales de Montilla y Montalbán de Córdoba, en el descansadero de Malabrigo, junto a la confluencia de las veredas de El Fontanar, Jarata, Los Pollos y Malabrigo.
Con una extensión total de unas 13,4 hectáreas, el terreno sobre el que se asienta la laguna está formado por materiales impermeables pertenecientes al Triásico, muy similares a los de las diferentes lagunas del Sur de la provincia de Córdoba.
La presencia de sal en el suelo y su tendencia a encharcarse en época de lluvias favorecen la proliferación de tarajes, un arbusto perteneciente a la familia Tamaricaceae que se encuentra en el Mediterráneo occidental, aunque también son frecuentes los carrizos. No obstante, la especie más extendida en la llanura inundable es de carácter nitrófilo y halófilo. Esta vegetación era utilizada por diferentes aves para anidar, entre las que destacaban cigüeñas, ánades, avefrías, fochas, pollas de agua y limícolas o zancudas. También eran frecuentes los anfibios como sapos y ranas.
Las primeras referencias históricas documentadas sobre la Laguna de Jarata se remontan a 1528, tal y como constan en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de Montilla, que aluden a la costumbre de repartir entre los dueños de ganado lanar los aguaderos del término municipal para que en ellos pudieran abrevarse los rebaños.
Varios documentos que se conservan en el Archivo Histórico Local también constatan que en la segunda mitad del siglo XX el paraje de Jarata se transformaba en una laguna, fundamentalmente durante los inviernos más lluviosos. Sin embargo, las captaciones de agua para las labores agrícolas provocaron la desecación de la zona.
Con todo, en el año 1996, uno de los más lluviosos del último siglo, el paraje de Jarata se volvió a encharcar, lo que llevó al Ayuntamiento de Montilla a plantearse la posibilidad de recuperar la laguna. Por ello, en mayo de 1997, el Consistorio solicitó una subvención para actividades de voluntariado ambiental, consistentes en la plantación de vegetación hidrófila en su entorno.
La decisión, que se elevará al Consejo Provincial de Medio Ambiente y Biodiversidad para que pueda ser considerada por el Gobierno autonómico, vendría a reconocer la singularidad de este paraje situado a unos 3,5 kilómetros del casco urbano, entre los términos municipales de Montilla y Montalbán de Córdoba, en el descansadero de Malabrigo, junto a la confluencia de las veredas de El Fontanar, Jarata, Los Pollos y Malabrigo.
Con una extensión total de unas 13,4 hectáreas, el terreno sobre el que se asienta la laguna está formado por materiales impermeables pertenecientes al Triásico, muy similares a los de las diferentes lagunas del Sur de la provincia de Córdoba.
La presencia de sal en el suelo y su tendencia a encharcarse en época de lluvias favorecen la proliferación de tarajes, un arbusto perteneciente a la familia Tamaricaceae que se encuentra en el Mediterráneo occidental, aunque también son frecuentes los carrizos. No obstante, la especie más extendida en la llanura inundable es de carácter nitrófilo y halófilo. Esta vegetación era utilizada por diferentes aves para anidar, entre las que destacaban cigüeñas, ánades, avefrías, fochas, pollas de agua y limícolas o zancudas. También eran frecuentes los anfibios como sapos y ranas.
Las primeras referencias históricas documentadas sobre la Laguna de Jarata se remontan a 1528, tal y como constan en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de Montilla, que aluden a la costumbre de repartir entre los dueños de ganado lanar los aguaderos del término municipal para que en ellos pudieran abrevarse los rebaños.
Varios documentos que se conservan en el Archivo Histórico Local también constatan que en la segunda mitad del siglo XX el paraje de Jarata se transformaba en una laguna, fundamentalmente durante los inviernos más lluviosos. Sin embargo, las captaciones de agua para las labores agrícolas provocaron la desecación de la zona.
Con todo, en el año 1996, uno de los más lluviosos del último siglo, el paraje de Jarata se volvió a encharcar, lo que llevó al Ayuntamiento de Montilla a plantearse la posibilidad de recuperar la laguna. Por ello, en mayo de 1997, el Consistorio solicitó una subvención para actividades de voluntariado ambiental, consistentes en la plantación de vegetación hidrófila en su entorno.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN