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Mongolia: “Nos interesa que la gente se ofenda”

Con el humor como principal arma y objetivo, los chicos de la revista Mongolia vuelven para “ofender” con La Biblia Negra de Mongolia, un libro que es un diccionario ateo y, como consecuencia, una “herejía”, que contiene historias reales, inventos, memes, chifladuras, pecados, excesos, chistes, santorales, oraciones, milagros, castigos y fotomontajes.



Según sus componentes, Mongolia no es una revista ni un libro, sino un país y una bandera que ondea el humor de Monty Python. Darío Adanti y Edu Galán hablan en esta entrevista de esta obra que sobrepasa cualquier otra fantasía.

—Ahora publicáis 'La Biblia Negra de Mongolia'. Cien por cien atea. ¿No ha lugar a la duda?

—(Darío Adanti): No hay dudas. Somos astros. Y el ateísmo es sin duda ninguna. Gracias a dios, soy ateo.

—Este diccionario ateo contiene herejías, inventos, memes, chifladuras, pecados, excesos, santorales. Después de su lectura, ¿hay salvación posible?

—(Edu Galán): No. Porque no interesa la salvación tal y como te la plantea en cualquiera de las religiones. Y porque la salvación te la tienes que ganar día a día en el mundo real. La salvación en las religiones espera el otro mundo. De momento, yo recomiendo ser moralmente bueno en este. No para ganarte nada.

—El libro es una mordaz sátira a todas las religiones. Porque partimos del principio de que el hombre creó a dios.

—(Darío Adanti): Sí. El hombre creó a dios y de hecho creó más cosas interesantes como el acelerador de hadrones. O sea, que ya es hora de que dejemos a dios y nos centremos un poco en el acelerador de hadrones.

—¿Si hay algún dios verdadero se llama Monty Python o Bryan?

—(Edu Galán): Sí. Si se puede llamar Bryan al de La vida de Bryan, o si se puede llamar Bob Dylan a la mente humana que imagina. Serían para mí la metáfora de dios.

—'Mongolia' no es una revista ni un libro. Es un país. Una bandera. También la podríamos definir como una religión atea.

—(Darío Adanti): Sí. Es una religión atea. Me gusta eso. Porque las religiones son instituciones que han sacado muchas pelas y nosotros esperamos forrarnos también.

—Una biblia que es una “herejía”, escrita por “almas del demonio”, que pretende “ofender” y que aconsejan “no comprar”. Desde luego, a este paso, con los derechos de autor no os vais a ganar ni el cielo ni el infierno.

—(Edu Galán): Nosotros, con tener suficiente para la entrada al infierno, que creo que es mucho más divertido que el cielo, nos bastaría.

—Un libro con estampitas de santos pero con los rostros de Pablo Iglesias, por ejemplo. ¿Dónde habéis dejado a Rivera con la cara de ángel que le ha caído del cielo?

—(Darío Adanti): (Ríe). Nosotros no estamos con Rivera, porque somos más de Rioja.

—Sin embargo, Santiago Abascal no aparece por libre decisión de sus autores. ¿Algo en contra?

—(Edu Galán): No. Podría haber aparecido como jeque árabe. Yo creo que tiene más cara de jeque árabe que de algo cristiano.

—Esta biblia es todo un curso de expertos en humor irreverente. A estas alturas, ¿el ciudadano se mosquea con estos libros o pasa ya?

—(Darío Adanti): Ojalá se mosquee. Porque a nosotros nos interesa ofender. Nos interesa que la gente se ofenda. La ofensa es muy sana. Y esperamos que los religiosos se ofendan.

—Os definís como ateos católicos. ¿Pensáis que siendo así os desgravará Hacienda?

—(Edu Galán): (Ríe). A nosotros nos gustaría que existiese una casilla X para donar a Mongolia en la declaración de Hacienda.

—No hacéis sátira contra el sentimiento religioso, sino sobre la Iglesia como poder que intoxica.

—(Darío Adanti): Es que es verdad. La gente puede creer en la papanatada que quiera. El problema es que esas iglesias tengan poder y hagan que se perpetúe el machismo, etcétera. O sea, que sí. No es contra las creencias en tonterías, sino contra institucionalizar la tontería.

—Para vosotros, Bob Dylan es dios, pero no pretendéis que tenga poderes mágicos. ¿Convencidos de verdad de que no los tiene?

—(Edu Galán): (Ríe). Yo creo que tiene algo más importante que poderes mágicos, que es esa serie de guardias de seguridad que impiden que la gente saque fotos durante sus conciertos. Si eso no es tener poderes mágicos, evitar que la gente te dé la plasta con el móvil, que venga dios y me diga que no lo es.

ANTONIO LÓPEZ HIDALGO
FOTOGRAFÍA: ELISA ARROYO
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